En el Perú no es novedad que la participación de la mujer en la política y en el ejercicio del cargo público como autoridad electa, siempre haya sido menor en comparación con la del varón. La mirada vertical y excluyente de una cultura machista históricamente arraigada y la tradición de una institucionalidad política que no facilita su plena participación, son algunas de las razones. En ese sentido, los procesos electorales son un buen termómetro para poder ver algo más de cerca esta realidad. 

En el último proceso electoral del pasado 7 de octubre, han sido electas 19 mujeres que ocuparán desde enero próximo distintas alcaldías entre provinciales (4) y distritales (15) en distintas zonas del Perú. Más bien, no ha habido ninguna elegida para las gobernaciones regionales.

Si consideramos que en el Perú existen 196 alcaldías provinciales y 1676 distritales, la cifra de 19 alcaldesas electas resulta ciertamente insignificante. Es decir, habrá 19 alcaldes mujeres frente a 1853 alcaldes varones, lo que confirma la poca presencia institucional de la mujer para la toma de decisiones de los asuntos públicos. Este escenario obliga a pensar desde el Estado y la ciudadanía en una mayor y activa participación de las mujeres para encontrar mejores condiciones y romper con la “nula representación” de las mujeres en las instancias de poder como bien llama la atención Rocío Silva Santisteban (ver “Las mujeres y las elecciones”. La República. 9/10/18).

Por eso es necesario visibilizar con nombre y apellido a estas mujeres, en su mayoría jóvenes y profesionales, que llevarán adelante las riendas de sus provincias y distritos. Las alcaldesas provinciales son: Rocío Narváez (Antabamba, Apurímac), Lilia Gallegos (Grau, Apurímac), Eveling Feliciano (Huarochirí, Lima) y Yolinda Barrantes (San Antonio de Putina, Puno). Mientras que las distritales son: Laura López (Quequeña, Arequipa), Marina Núñez (Accha, Cusco), Gloria Javier (Paucarbamba, Huancavelica), Edith Bonilla (San Pedro de Chaulán, Huánuco), Aurora Dulanto (Chancay, Lima), Sandra Churrango (Hualmay, Lima), Cecilia Espinoza (Huanza, Lima), Marisol Ordóñez (San Antonio, Lima), Bacilia Pérez (Santiago de Tuna, Lima), María Nina (San Juan de Miraflores, Lima), Nadezh López (Morropnón, Piura), Ana María Yupanqui (Pomata, Puno), María Antonia Apaza (Umachiri, Puno), Venancia Apaza (Vilque, Puno), y Rubi Villanueva (San Juan de la Virgen, Tumbes).

Llama la atención asimismo que 4 de estas 19 mujeres se concentren en una sola región de la zona sur: Puno. Puno, que siempre ha tenido una dinámica social y política compleja, nos muestra ahora una mayor cuota de mujeres elegidas, además que 3 de ellas pertenecen a un mismo movimiento regional. Otras 6 de las alcaldesas electas se concentran en regiones de la sierra sur y central; 2 en la costa norte y 7 en Lima. Asimismo, 10 de ellas provienen de partidos nacionales (3 del Frente Amplio, 3 de Alianza para el Progreso, 1 de Acción Popular, 1 de Somos Perú, 1 de Fuerza Popular, 1 de Unión por el Perú), mientras que las 9 restantes provienen de movimientos regionales.

Desde luego, como cualquier gestión, no deberán estar exentas de la fiscalización y control de la sociedad civil. No obstante, en el dantesco escenario político de nuestro país, normalizado por la masculinidad, la corrupción, el compadrazgo y la gestión ineficiente, resulta alentador que haya nuevos rostros y voces, especialmente femeninas. Es posible pensar acaso que una mujer esté menos dispuesta a incurrir en actos dolosos, justamente por la condena social que recibiría en el escenario vertical y machista en el cual vivimos.

Publicado en Los Andes (Arequipa). 14/10/18.