#ElPerúQueQueremos

candico, video documental sobre candelario navarro

Pequeña joya: Documental sobre “Candico”, el personaje de “Canto de sirena”

Christian Reynoso

Publicado: 2019-02-26

Uno de los personajes de la literatura peruana más pintorescos, Candico, el protagonista de la celebrada novela “Canto de sirena” (1977) de Gregorio Martínez (1942-2017), como se sabe, estuvo inspirado en Candelario Navarro, un hombre de mil oficios, nacido en Acarí en 1895, y muerto en Ica a los noventa años. Fue huaquero, amigo de Julio C. Tello, brujo, mujeriego, pero sobre todo dueño de un gran conocimiento popular, lo que lo hizo atractivo para su conversión al plano de la ficción. En la realidad, la fama que le dio haber sido personaje de dicha novela trascendió las fronteras literarias y se convirtió en un referente de la cultura popular afroperuana por su historia de vida como por ser testigo participante del proceso histórico de esta parte de la costa del Perú, en especial el mítico Coyungo y sus alrededores. En un ensayo anterior, publicado en la revista “Martín” (Nro. 31. USMP: 2018), nos hemos acercado a este personaje, en tanto ficción y realidad. 

Se tenía noticia de un video documental dedicado a Candelario Navarro. Tras algunas pesquisas hemos logrado encontrarlo. Se trata de un video de 20 minutos titulado “Candico”, filmado entre 1981-82, por Aba producciones S. A., bajo la producción de Alfredo Bejar (1955, quien vive en Nueva York y en 2010 produjo “Imaginando a Mina”, sobre el famoso boxeador Mauro Mina); la dirección de Francisco Salomón, y el guion de ambos y Gregorio Martínez. Según se sabe, el video fue difundido en la zona a principios de los noventa, aunque parece ser que estuvo dirigido especialmente al público extranjero, a juzgar por los subtítulos en inglés y por el tema del huaqueo. Una copia fue conservada por Roberto Gutiérrez, poblador de Coyungo, y luego entregada a los hermanos Andrés y David Gutiérrez Medina, hijos de uno de los dos campesinos coyunganos que aparecen en el video junto con Candico: Alfredo Gutiérrez Chávez y Gregorio Tapia.

Candelario Navarro, en primer plano, enciende un fósforo para luego dar lumbre al fogón en el que prepara sus alimentos, dentro de su casa-choza en Coyungo, rodeada de guarangos. Alimenta el fuego con leña, y dice: “Las tierras Dios la has hecho para que el hombre las trabaje, no han sido tierras después de Dios de ninguno, las que yo he trabajado. Creen que yo, porque soy color de la noche, soy un cualquiera”. Entonces nos cuenta su vida, sus actividades, sus designios, mientras muestra los rincones de su casa, sus remedierías, su santuario de brujo, para curar a los tísicos, la diarrea, la diabetes. Cuenta que la gente afirma que “Dios lo ha mandado aquí a la tierra” para que cure. Sus ojos grandes y escleróticas blancas que sobresalen en su rostro negro, hacen juego con su dentadura blanca y casuta, y su sombrero de ala ancha y paja. Habla de su aparato de radio, y cómo se dedica a comparar y analizar lo que escucha allí y lo que él piensa y tiene en la cabeza, para ver cuál “camote” es mejor. Interpela a quienes lo entrevistan, ellos que han estado en colegios y han estudiado, y a las mentiras que se publican en los periódicos de que van a hacer un “pueblo atrás de la luna”. Que vayan con esa cojudez a otro negro, pero a él no, dice. Sus palabras se salpican con imágenes del desierto de Nasca y Coyungo, la soledad y el calor agobiante que se deja sentir.

En otra secuencia, Candelario junto con dos campesinos emprende una caminata por el desierto con el fin de huaquear. Cuenta sus andanzas con Julio C. Tello en 1916, cuando lo ayudó a excavar y de donde aprendió el oficio de huaquero. Entonces da una lección sobre tal oficio, mientras encuentra un fardo funerario y algunos huacos. Candico dice, finalmente, que no faltara reclamante que diga que este vestido y cajón van a ser para Navarro, porque todos tenemos que morir algún día, mientras se aleja en el atardecer del desierto.

El video constituye un valioso registro testimonial de Candelario Navarro. Podemos verlo y escucharlo y enriquecer su correspondencia con el personaje de ficción. Además, Candelario no pierde oportunidad para hacer una defensa cerrada de su color, de su negritud, de su sabiduría y de su condición de hombre del desierto, frente a las cámaras, carajo, y enseñarnos su forma de ver y concebir la vida.


Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


Publicado en