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Cuatro momentos de la plástica en Puno

Christian Reynoso

Publicado: 2019-11-12

Un corpus para la historia de la pintura en el altiplano puneño a partir de una línea cronológica y la evolución de la composición, se pueden resumir en los siguientes cuatro momentos: 

1) La figura pionera de Enrique Masías Portugal (1898-1928), paisajista impresionista considerado como el precursor de la pintura puneña, por haber sido el primer artista que pintó el paisaje del altiplano. Junto a él se sitúa a Demetrio Peralta Miranda (1910-1971), quien bajo el seudónimo Diego Kunurana, a fines de la década del veinte, hizo un aporte significativo a través de la xilografía en el Boletín Titikaka. Luego amplía su estética a la historieta, óleo y azulejo.

2) El Círculo Pictórico Laykakota (1933-1940), que agrupó a personajes notables a su vez pintores autodidactas que, influenciados por el indigenismo de Sabogal, pintaron la vida y el paisaje puneño, con lo cual sentaron las bases de la expresión artística en Puno. Fueron el equivalente en pintura al Grupo Orkopata en literatura. Entre sus miembros destacan Amadeo Landaeta, Carlos Rubina Burgos, Carlos Dreyer, Genaro Escobar, Joaquín Chávez, Florentino Sosa, y los más jóvenes Simón y Roberto Valencia Melgar y Francisco Montoya Riquelme, este último acuarelista y fundador de la Escuela de Bellas Artes de Puno (1953) quien luego sería bisagra con la nueva generación de pintores puneños.

3) El Grupo Quaternario (1983-1992), integrado por una nueva promoción de pintores en su mayoría de la Escuela Regional de Educación Artística, ex Bellas Artes de Puno, hoy Escuela Superior de Formación Artística (ESFA). El grupo llegó a tener más de cien integrantes, muchos de ellos hoy han forjado una carrera pictórica de éxito. Quaternario recibió el aporte del Círculo Laykakota, pero también apostó por una renovación de la plástica puneña como un grupo “abierto a todo estilo, técnica, temática y contenido”, según afirmaron en el Catálogo del V Salón Anual “Francisco Montoya” que organizaron en 1987. La pintura que hicieron se alejó del indigenismo tradicional y mostró un nuevo discurso del paisaje altiplánico en algunos casos con mayor solvencia técnica.

4) En la década del 90 aparecen nuevos artistas que, sin estar articulados a un grupo y en algunos casos sin ser necesariamente puneños —el caso de David Frías, pintor limeño que se afinca en Puno por muchos años— desarrollan un trabajo importante que marca la pauta de los siguientes años. Así, este cuarto momento puede definirse a partir de los primeros años del 2000 hasta nuestros días, con la presencia de una nueva promoción de pintores que provienen de la ESFA y de la Escuela Profesional de Arte de la Universidad Nacional del Altiplano. Cada quien apuesta por la experimentación de técnicas y conceptualización de las composiciones. En algunos casos buscan un estilo propio con una visión que trasunta el leitmotiv del tema del altiplano. En otros casos no terminan por despercudirse del lugar común.

A este corpus hay que añadir los nombres de muchos pintores puneños que se formaron fuera de Puno y desarrollaron su carrera en otras ciudades. Entre ellos Víctor Humareda (1920-1986), Juan de la Cruz Machicado (1935-2018), Yanariko, Elías Condori, entre otros.

Foto: "Paisaje puneño". Óleo de Carlos Rubina Burgos.


Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


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