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Ya sabemos cómo es Keiko

Christian Reynoso

Publicado: 2019-11-26

Ha quedado claro que en la forma como se conduce el aparato de justicia en nuestro país algo anda muy mal. Siempre habrá una argucia legal o alguna herramienta jurídica para, por ejemplo, torcer o reinterpretar los hechos y las pruebas en torno a un caso y lograr de esta manera que lo evidente, lo probado, lo contrastado, deje de tener valor o sea anulado en favor de los investigados. Es decir, el arte del Derecho y las leyes utilizado en favor de la impunidad y contra el sentido común para crear otra realidad. Una realidad que a menudo oculta una verdad que pese a que se conoce y se puede probar, resulta ignorada. No obstante, como hay que respetar la legalidad, entonces hay que atenerse a lo que se plasma y dictamina en el papel. Esa es la justicia en el Perú y es de esa manera como nos hemos convertido en el país de la impunidad y de los intereses subalternos o escondidos detrás de cada papel y ley. 

Se puede matar, se puede violar, se puede robar, se puede transgredir las leyes, se puede delinquir e incurrir en actos de corrupción en y desde todo nivel y no pasará nada. Mejor aún si se goza de una posición privilegiada de poder, tanto económico como político. Siempre se tendrá a la mano alguna argucia y figura legal para defender lo indefendible.

La reciente liberación de Keiko Fujimori ―tras cumplir 13 de los 36, primero, y luego 18 meses de prisión preventiva que se le dictó― es una muestra de cómo se (des)conduce la justicia en el Perú.

Keiko Fujimori encarna hoy en día ―antes lo fue su padre―, el nefasto y corrupto fujimorismo que tanto daño ha hecho al Perú en las últimas décadas. Keiko, más allá de ella como individuo y mujer, es el símbolo de un poder político enfermo que ha hecho del Perú un país donde se ha naturalizado la corrupción y se ha ejercido la política en atención al interés propio y al favorecimiento de unos cuantos por encima de las grandes necesidades y mayorías. Keiko representa y es al mismo tiempo la suma de todas y todos quienes integran, sirven o fueron parte del fujimorismo mentiroso, blindador, obstruccionista, soberbio y violador de los derechos humanos.

En este nuevo giro del caso Fujimori, cabe preguntarse ahora cuál va a ser el efecto de una Keiko libre en el proceso que se le sigue, evidentemente con un gran margen de acción para obstruir la justicia, razón precisamente por la cual se le dictó la prisión preventiva. Cabe preguntarse también cuál va a ser el efecto de una Keiko libre en el escenario político futuro y en el de la elección congresal de enero próximo. Acaso una vez más el país se va a polarizar por causa del fujimorismo. ¿Será posible pensar que la experiencia de la cárcel haya servido de paliativo para un cambio? Aunque, después de todo, ya sabemos cómo es Keiko y de qué pata cojea.


Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


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