La disposición del gobierno peruano de decretar una cuarentena por quince días a causa del coronavirus, y con posibilidades de que de esta se extienda, ha traído una serie de limitaciones de todo tipo y orden. En ese contexto, sin embargo, el quiebre de la rutina y la normalidad, puede dar oportunidad a abrir nuevos escenarios, ingeniosos en muchos casos, para encontrar modos de llevar con eficacia y éxito el encierro obligatorio que supone la cuarentena, desde luego si nos hemos propuesto cumplirla con cabalidad. 

El sexo, por ejemplo, para las parejas activas puede ser un aliciente o un mecanismo de evasión, en medio de la ansiedad o la incertidumbre del encierro y futuro próximo, que mejore y prolongue una mejor comunicación de los cuerpos además del goce. En ese sentido, es probable que a fin de año la tasa de nacimientos en el Perú se incremente. De igual manera, para las parejas que no conviven, las tecnologías de hoy dan la oportunidad de mantener encendida la llama para así estimular al menos los placeres de la autocomplacencia cómplice. Digamos que nada del otro mundo, pero tal vez una carnalidad imprescindible en medio de la tensión que se vive. Asimismo, es posible encontrar en la internet diversas plataformas de chats y sexo virtual o telefónico, que pueden resultar útiles para las almas solitarias. Una rápida navegación permite encontrar páginas con servicios para varones, mujeres y no binarios.

El sexo a lo largo de la humanidad ha cumplido un rol fundamental, desde luego por su función reproductiva, pero asimismo por su componente erótico que ha permitido al ser humano explorar en el lenguaje de su cuerpo, intimidad y libertad. Los “goces de la carne”, como apunta H. Miller, necesarios para el equilibrio del hombre y las sociedades. Pero también el sexo ha traído condena, prejuicio y muerte, en tanto su práctica con plena conciencia y entrega o en tanto de manera velada o, incluso, violenta.

En ese sentido, es probable que luego de la cuarentena en el Perú salgan a la luz denuncias por maltrato físico y sexual, producto del encierro familiar o de una convivencia que puede resultar explosiva y hacer aflorar impulsos descontrolados. Por ejemplo, en diversos lugares de China, cuna del coronavirus, y tras siete semanas de cuarentena, las demandas de divorcio se han visto incrementadas de una forma inusual. Un promedio de catorce divorcios diarios, a causa no necesariamente de situaciones de tipo sexual sino por conflictos domésticos, hechos de violencia o malos tratos.

De acuerdo a la información disponible, el coronavirus no se contagia por contacto sexual, pero sí por agentes de las vías respiratorias, lo que supone evitar los besos durante las relaciones, para una mayor precaución. Por el momento, ya en todo el mundo se ha prohibido el saludo con beso en la mejilla. En todo caso, con responsabilidad y asumiendo el cuidado necesario este tiempo de cuarentena también puede ser útil para emprender descubrimientos íntimos y placenteros que ayudarán a sobrellevar la zozobra.