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foto:  britanie arroyo / gestión

100 días a escondidas en el Perú

Christian Reynoso

Publicado: 2020-06-23

“Mi casa está llena de muertos / es decir, mi familia, mi país, / mi habitación en otra tierra, / el mundo que a escondidas miro.”, dice Washington Delgado (1927-2003), en su poema y libro homónimo "Para vivir mañana" (1959). Versos que conciben muy bien el momento actual que vive el país y el mundo, a causa de las cuarentenas y el Covid-19. La muerte cercana que atisbamos desde otra tierra en la que tenemos que estar escondidos para sobrevivir. 

Hoy, que se cumplen 100 días de cuarentena en el Perú, todo parece indicar que estamos en camino a tener que asumir una convivencia prolongada con el virus. Es decir, a saber que este seguirá presente ad eternum causando estragos y muerte. Mientras que a nosotros nos tocará coexistir en paralelo y desarrollar la nueva normalidad con estricto cuidado para evitar el contagio. Los antídotos, por su parte, todavía están lejos.

Hoy, parece que ha dejado de sorprendernos el aumento de las cifras. Al día 99 tenemos 257,447 infectados, número que pone al Perú en el sexto país del mundo con más casos de coronavirus después de Estados Unidos, Brasil, Rusia, India y Reino Unido (al 22 de junio); mientras que el número de muertos se cuenta en 8,223 a razón de un promedio de 200 cada día en las últimas dos semanas. Parece que la pandemia y sus urgencias nos insensibilizan frente a los números.

Pero si la pandemia nos ha insensibilizado, también nos ha echado en cara y quebrado el paraíso artificial del Perú en el que vivíamos. Ese país de ficción de la Marca Perú. Por ejemplo, contar solo con 130 camas UCI en el país (en marzo pasado), revela que nunca se han atendido los problemas de fondo de los peruanos y que se los ha dejado a su suerte. Ese es el verdadero rostro del Perú. Un país sin suerte anclado en una burbuja.

Cuando se cumplió un mes de la cuarentena escribí en esta columna: “…habrá que empezar a considerar que el resto de lo que queda de 2020 será un año incierto en todo orden y que los estragos tanto de la enfermedad como los colaterales, seguirán cobrando víctimas y perjuicios”. Hoy, después de dos meses, parece que todo seguirá igual o tal vez peor, pese a que diversas puertas se empiezan a abrir para dar camino a nuestros pasos.



Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


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