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¿Covid-Candelaria? O la irresponsabilidad manifiesta

Christian Reynoso

Publicado: 2021-01-19

De manera temeraria e irresponsable la Federación Regional del Folklore y Cultura de Puno, la institución encargada de organizar la Festividad de la Candelaria, pretende realizar en febrero próximo una presentación “virtual”, para lo cual presentarán elencos de 40 personas por cada conjunto (o danza), según informan los medios locales. En cualquier caso, más de 7500 personas si consideramos que son más de 190 conjuntos entre autóctonos y de luces; o más de 600 personas si consideramos que son más de 15 las danzas representativas. Esto con la anuencia, también irresponsable, de la Universidad Nacional del Altiplano que ofrecerá su centro de convenciones en estreno para tal efecto. 

Es decir, en la práctica esta presentación no tendrá nada de virtual debido a la aglomeración que supondrá la reunión de los bailarines, músicos y demás. En ese sentido, es evidente que una situación de esta naturaleza, en medio de la pandemia que vivimos, representa un foco de contagio peligroso por más protocolos que se establezcan, y que traerá el incremento del número de casos de Covid-19 en la región y un mayor número de muertos. ¿Quiere la Federación y su presidente, Jorge Ramos Loaiza, ser responsable de ello, por una decisión unilateral a todas luces desacertada? ¿Quieren los presidentes y los danzantes de cada conjunto faltar a su sentido de responsabilidad ciudadana y exponerse a cadenas de contagio y/o poner en peligro a sus familias?

Puno, en medio de la segunda ola del Covid-19, ha sido declarado por el gobierno nacional en nivel de alerta Alto. Los medios locales informan del alza del número de muertos en las últimas semanas, de la falta de camas UCI (Puno ciudad cuenta solo con 16), del desmantelamiento del Hospital Blanco, del desabastecimiento de pruebas de descarte, de la falta de médicos intensivistas; en otras palabras, una realidad que demuestra que Puno no está preparado para enfrentar la segunda ola. Lo que implica cuidarse con mayor responsabilidad. Sin embargo, nada de esto parece importarle a la Federación y más bien atenta contra todo sentido de razón.

La Federación del Folklore de Puno no puede pasar por encima de los lineamientos nacionales y poner en riesgo la salud de la región. La ministra de Salud debe pronunciarse al respecto, lo mismo que el Ministerio de Cultura y el resto de instituciones locales. La policía deberá intervenir tal como lo hace en reuniones de 10 o más personas. ¿O será que la policía de Puno irá a bailar, dado que también participa en la Candelaria? En todo caso, no se trata ya de un asunto de fe y bendición o de egos, caprichos y cálculos, ni siquiera de salvaguarda cultural, sino de conservar la salud pública. No pasará nada si no hay Candelaria en 2021. Los disfraces no se apolillarán. Y la Federación debería ser más prudente y plantear otro tipo de actividades que no involucren riesgos sanitarios. En Brasil, el Carnaval de Río ya ha sido suspendido lo mismo que en Bolivia el Carnaval de Oruro.


Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


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