Vacunas vip: distancias de la realpolitik
Christian Reynoso
El 2 de octubre de 2020, el entonces presidente Martín Vizcarra fue vacunado contra el Covid-19 en Palacio de Gobierno. Fue el mismo día en que los peruanos despertamos con la noticia de la detención preliminar de los involucrados en el caso Swing, y el mismo día que se conoció en el mundo la noticia de que Donald Trump y su esposa eran positivos al Covid-19. Hace una semana que los peruanos recién nos hemos enterado de ello. Desde luego, nadie esperaba una noticia de esa naturaleza.
Se ha sabido luego que un grupo de 487 personas (hasta ahora), también fueron participes de esta “vacunación vip” secreta. Entre ellas se cuentan políticos, funcionarios de gobierno, investigadores, rectores, médicos, lobistas y particulares, lo que ha despertado la indignación. No es para menos. Sin embargo, en una sociedad como la peruana, no debería de sorprendernos tanto lo que ha ocurrido con este aprovechamiento grosero de las vacunas, pues no es novedad que el poder y los privilegios de los que siempre ha gozado la clase política, aun en su mediocridad, y las élites cercanas a ella, tengan una gran distancia con los intereses del país.
Por supuesto, las consideraciones que subyacen frente al temor natural a la muerte pueden ser entendibles y discutidas, pero ocultar, mentir y distorsionar la realidad en beneficio de unos cuantos privilegiados, resulta indignante cuando a diario mueren cientos de compatriotas, o cuando a diario miles de médicos y enfermeras ponen en riesgo sus vidas por intentar salvar las de otros en el cumplimiento de su deber, aun en condiciones poco óptimas e incluso deplorables.
El 2021 que, pese a la segunda ola del Covid-19 y los retrasos en la compra y arribo de las vacunas, debía ser en el mejor de los casos un año de esperanza para la salvaguarda de la salud con el inicio de la vacunación, al mismo tiempo que de renovación anímica, social y económica para el país, se ha visto oscurecido por la mentira y la mezquindad de la realpolitik. Un cuadro clínico recurrente en la matriz de nuestra historia política reciente (o de siempre) que deja como corolario desconfianza y decepción por todo lo que esté relacionado con lo político y su práctica.
Escrito por
Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.