ya acabó su novela

Incapacidad moral para congresistas

Christian Reynoso

Publicado: 2021-12-14

El juego político que se libra en el actual Congreso de la República es lamentable y nos regala la imagen de una carnicería de otorongos convenidos. Denuncias, acusaciones, destapes, entre los miembros de las bancadas por hechos cuestionables que, desde luego, deben investigarse, pero que en contraposición dispersan los esfuerzos de concentrarse en trabajar por el país. ¿Qué tipo de congresistas nos están representando? ¿De qué catadura moral y ética? ¿Por qué están ahí? ¿Por qué el país debe destinar presupuesto, tiempo y trabajo, para absolver las miserias, corruptelas, mentiras y abusos de estos mal llamados padres de la patria?

Los políticos peruanos de nuestro tiempo, a excepción de algunos, son una triste caricatura de aquello que implica ejercer una política decente. Están ahí porque han tenido la suerte, tras invertir y acomodarse, de ganar algunos miles de votos para ser elegidos, pero del servicio al país se olvidan tan pronto como juramentan. El Congreso los junta, van allí a enseñorearse convencidos de tener un poder que los inmuniza, pero su pasado los traiciona. En ese sentido, el mecanismo de la incapacidad moral que se aplica al Presidente de la República, con mayor razón debería aplicarse a los congresistas. No solo investigarlos sino, de ser culpables, destituirlos.

Algunos son tan intrascendentes en la vida política y en la gestión que realizan que resulta indignante que cobren jugosos sueldos y gollerías sin hacer nada. O son tan intrascendentes como el congresista por Puno, Jorge Flores Ancachi, de Acción Popular, quien debe recurrir a la práctica del soborno a un periodista, para que este le dé cobertura en su medio. Al ser confrontado por el periodista, quien reclama respeto a su profesión, Flores Ancachi pide disculpas, pero luego, durante la investigación en el Congreso, niega el intento de soborno y miente, con descaro. Esa es la catadura moral de un impresentable.

O como el caso de los congresistas integrantes de la Comisión de Ética que blindan con sus votos (entre ellos el de dos mujeres) para no investigar a Luis Cordero Jon Tay, congresista de Fuerza Popular por Lima, acusado de agredir y acosar a su expareja entre otras perlas, aduciendo argumentos que se contraponen con la contundencia de los hechos. Luego, ante la presión, deben recular. Una vergüenza. Tanto por ellos, blindadores, como por el congresista agresor. Ese es el Congreso del Perú. Esos son los congresistas con quienes, a nuestro pesar, debemos convivir y confiar las riendas del país.


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Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


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