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foto: ajit solanki/AP

Año nuevo: sentimientos sublevados

Christian Reynoso

Publicado: 2022-01-04

“A partir de ese momento, se puede decir que la peste fue nuestro único asunto. Hasta entonces, a pesar de la sorpresa y la inquietud que habían causado aquellos acontecimientos singulares, cada uno de nuestros conciudadanos había continuado sus ocupaciones, como había podido, en su puesto habitual. Y, sin duda, esto debía continuar. Pero una vez cerradas las puertas, se dieron cuenta de que estaban, (…) cogidos en la misma red y que había que arreglárselas”, escribió Albert Camus en “La peste” (1947). El escritor francés murió el 4 de enero de 1960 en un accidente automovilístico.

Y continúa: “Así fue que, por ejemplo, un sentimiento tan individual como es el de la separación de un ser querido se convirtió de pronto, desde las primeras semanas, mezclado a aquel miedo, en el sufrimiento principal de todo un pueblo durante aquel largo exilio. Una de las consecuencias más notables de la clausura de las puertas fue, en efecto, la súbita separación en que quedaron algunos seres que no estaban preparados para ello. (…) Se puede decir que esta invasión brutal de la enfermedad tuvo como primer efecto el obligar a nuestros conciudadanos a obrar como si no tuvieran sentimientos individuales”.

Estos días que iniciamos un nuevo año y que, poco a poco, va esfumándose el ambiente celebratorio (a pesar de las dificultades), reaparecen nuevamente aquellos “sentimientos individuales” a los que alude Camus, en cada uno de nosotros; reaparecen ante la confrontación con la realidad: pues, pronto a cumplir dos años de pandemia, no deja de informarse de nuevas variantes y nuevas olas de contagios y muertes; la desconfianza, la inseguridad, las preocupaciones habituales, se avivan y permanecen; y aunque procuramos adaptarnos a la nueva realidad sabiéndonos vacunados, aún parece estar lejos el tiempo aquel de la normalidad.

Pero es cierto también que en este escenario unos han tenido mejor suerte que otros. La resaca de un país con una historia diferenciada. Y los estragos, las muertes cercanas, las consecuencias que se han desencadenado siguen. Por ejemplo, con el maltrato y el sentimiento de impotencia que siente una amiga periodista al no recibir atención para una operación ocular urgente en el Seguro Social; con la esperanza, lo único que queda, ante el drama que vive un amigo escritor, internado en UCI, tras contagiarse en el Seguro. Pero, asimismo, con la inequidad manifiesta, ante la corona de la que goza el futbolista Guerrero quien hace una fiesta contraviniendo las normas y nadie le dice nada. Sentimientos individuales sublevados.


Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


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