#ElPerúQueQueremos

La vida ha vuelto

Christian Reynoso

Publicado: 2022-02-15

John Lennon con la guitarra entre manos sonríe, mientras nos ve pasar. Vamos raudos a iniciar el largo recorrido. “Hola, John, ¿cómo te fue?”. Y John parece responder que, no obstante, el verano y el calor que pronto inundará la mañana, la brisa de la madrugada lo ha enfriado al punto de ponerlo de mal humor. Escuchamos entonces el primer acorde de “Help!”. De hecho, la espalda de John da de lleno al mar. Es el único monumento a Lennon que existe en el Perú, en el distrito de San Miguel, en el malecón Bertolotto.

Nos despedimos de John y ponemos atención a los frenos de nuestras bicicletas para bajar lentamente por la rampa que conduce a la Costa Verde. Una vez abajo, en la plaza de la Familia, el mar. Su olor salado se cuela por las narices, a pesar de las mascarillas, pero nos reconforta con su paisaje y su sonido. Es el momento de emprender el recorrido por la Costa Verde hasta llegar a La Herradura. Un promedio de veinte kilómetros siguiendo diversas ciclovías, junto al mar.

Atravesamos los distritos de Magdalena, San Isidro, Miraflores, Barranco y Chorrillos. El paisaje varía lo mismo que el esfuerzo del pedaleo entre el sudor y el calor. Cientos de personas corren y pasean, ciclistas vienen en sentido contrario, motos con parapentes zigzaguean el cielo, un vacunatorio Covid recibe una cola de autos, equipos de venezolanos juegan béisbol entre música y cerveza, bañistas emergen del mar, playeros se desparraman en playas de piedra y arena, bikinis por doquier, surfistas, vendedores, la cola siniestra para ingresar a Agua Dulce sin importar lo que haya que esperar, la procesión de autos a lado izquierdo… la vida ha vuelto.

Llegamos al Terminal Pesquero de Chorrillos: el olor del pescado fresco nos sacude a la vez que nos imagina un ceviche. Tomamos un ramal cerca del Club Regatas para arribar a la pista que conduce a La Herradura. Ignoramos la subida al Morro Solar. Preferimos bajar el serpentín que permite una linda y creciente velocidad hasta llegar a la playa. Un ceviche y una cerveza nos reconfortan mientras miramos la media luna de la Costa Verde y ubicamos nuestro punto de inicio. Es hora de prepararnos para el regreso. “Hola, John, estamos de vuelta”. Nuestras piernas tiemblan, pero la tarde se puebla de versos.


Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


Publicado en