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Gaspar y Mendoza: burla y vulgaridad

Christian Reynoso

Publicado: 2022-02-22

“Yo he visto llorando a una niña en el micro. Había un huevo de gente y la niña estaba parada llorando. En un movimiento veo que había un señor atrás de ella que se había sacado el pene del pantalón y le había agarrado la mano a la niña para que lo masajee. Lo primero que hice fue abrir mi lonchera y dije me lo como”. Es lo que dijo hace unos días Norka Gaspar en su programa de humor vía YouTube, “Complétala”, pretendiendo hacer pasar por chiste una situación lamentable. En seguida, su compañero de mesa, Ricardo Mendoza, añadió: “Si la niña no lo quiere…”. Y, carcajada general.

Ante las evidentes críticas los conductores pidieron disculpas. El Ministerio Público, por su parte, les ha abierto investigación por contravenir los derechos de las niñas, niños y adolescentes. De ello, Mendoza ha seguido burlándose. Pero ni Gaspar ni Mendoza, al amparo de la libertad de expresión que se ejerce en un programa humorístico, pueden resexualizar ni burlarse de una realidad tan preocupante en nuestro país como la violencia contra la mujer. Sencillamente ya no es hilarante, es vulgar.

Lo que Gaspar y Mendoza han hecho es normalizar un acto de violencia sexual que en el Perú como en cualquier lugar del mundo es condenable. ¿Puede la sintonía y aceptación que tienen en el público que los sigue darles carta abierta para mofarse, en este caso, de una menor de edad que ha vivido una situación terrible? En ese sentido, ambos deben recibir una sanción ejemplar que además sienta un precedente. Resulta penoso comprobar asimismo que, siendo mujer, Gaspar promueva ese tipo de discursos. La cultura del espectáculo no puede ser tan vil por más marginal y ramplona que sea.

Gaspar y Mendoza no son los únicos. Recordemos que Rafael López Aliaga, quien hoy pretende ser alcalde de Lima, durante su campaña presidencial dijo que, de ser gobierno, pondría a las niñas embarazadas víctimas de violación en un hotel de cinco estrellas con piscina y alimentación, durante nueve meses, para que decidan si se quedan con el bebé o lo dan en adopción. Nada más imbécil que relativizar la violación. Así pues, estos discursos parecen estar instalados en un sector en el que la doble moral es moneda corriente. Y pone en evidencia cómo nos estamos construyendo como sociedad.


Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


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