Después de 28 años, Pink Floyd ha vuelto a grabar una nueva canción: “Hey Hey Rise Up” (Oye, levántate), que cuenta con la interpretación de Andriy Khlyvnyuk de la banda ucraniana Boombox. Se trata, en realidad, de una famosa canción patriótica que data de la Primera Guerra Mundial que viene siendo cantada por los ucranianos desde la invasión rusa, a la que Pink Floyd ha puesto música, con el fin de difundirla en el mundo y hacer conocer su postura: la de condenar los ataques de Rusia a Ucrania y enviar un mensaje de resistencia.

David Gilmour, el guitarrista y líder de Pink Floyd, no tiene solo una motivación política sino también familiar. Tiene nietos y una nuera ucranianos. En declaraciones a CNN ha afirmado: “Como muchas otras personas, nosotros hemos sentido la furia y la frustración de este acto vil de que un país democrático, independiente y pacífico sea invadido y su pueblo asesinado por una de las principales potencias del mundo”. Así, pretende que la canción se vuelva viral y permita recaudar fondos destinados a organizaciones benéficas y a las víctimas de la invasión.

Boombox es una banda ucraniana de funk, reggae y hip hop, formada en 2004. Andriy Khlyvnyuk, en plena gira por Estados Unidos, decidió volver a Ucrania para luchar por su país. Un día, con uniforme militar y fusil al hombro, grabó a capela la referida canción en una plaza de Kiev y la colgó en su cuenta de Instagram. Fue allí que Gilmour la vio y se conmovió. Decidió musicalizarla y mantener el canto en idioma ucraniano. Ello fue posible gracias a la tecnología, pues Khlyvnyuk no se reunió con los Pink Floyd para grabarla.

El video de la canción muestra imágenes de la invasión, los tanques, las explosiones, el dolor de las víctimas y las marchas de protesta, entremezcladas con los Pink Floyd y Khlyvnyuk. Algunos versos de la letra dicen, en su traducción al español: “Nuestra gloriosa Ucrania está molesta por algo. / Y elevaremos el viburnum rojo. / Y animaremos a nuestra gloriosa Ucrania, oye, hey”. El viburnum es una planta presente en la cultura popular ucraniana. Los clásicos punteos pinkfloydianos, la batería de golpes concretos, la onda elástica y transportadora que Pink Floyd instrumenta y que conduce a felices letargos musicales, completan la canción.