Arreglos necesarios en la Catedral de Puno
Christian Reynoso
A propósito de las recientes columnas “La Catedral de Puno”, partes I y II (7 y 21 de junio en “La Mula” y 8 y 22 de junio en diario “Los Andes”), acerca del valor arquitectónico e iconográfico de la Catedral de Puno, es preciso señalar —como lo han hecho notar varios lectores y, en efecto, hemos comprobado—, que, desde hace muchos años, la Catedral requiere de mantenimiento y varios arreglos, tanto en el imafronte principal como en los laterales. Labor que es de responsabilidad del Arzobispado de Puno, pero que lamentablemente no ha hecho nada al respecto.
En principio, en tanto que la hornacina principal del imafronte se encuentra vacía desde la construcción de la Catedral, se debería discutir la inclusión de la imagen que le corresponde. Resulta curioso, por no decir extraño, que dicha hornacina se encuentre vacía, siendo la más importante (ver Foto 1). De acuerdo a los autores del libro “Catedral de Puno. Análisis iconográfico” (2018), Jorge y Malena Velásquez, allí debería colocarse una imagen de Cristo. Por otra parte, a la estatua de San Marcos, al lado derecho del portón, le falta una mano (ver Foto 2). Lo mismo sucede con la de San Lucas en el imafronte izquierdo.
A ello hay que sumar los excrementos de las palomas que cubren diversas zonas de las fachadas; el vidrio roto de la ventana cuadrangular de la torre derecha (ver Foto 3) como si fuera tan difícil colocar un vidrio nuevo; el reloj de bella factura, pero inservible, lo mismo que el órgano de tubos en el interior; las partes arruinadas de diversas cornisas que requieren ser remodeladas. Y todavía, más detestable, las paredes de la fachada que da hacia la calle Puno, pintarrajeadas con dibujos a spray hechos por algún grupo de vándalos (ver Foto 4), sin que se haya hecho nada para borrar las inscripciones. A la sazón, las rejas de ingreso a este espacio están aseguradas por un absurdo trapito.
Como se puede observar hay un enorme descuido por parte de los encargados de la Catedral. Parece que no les importara preservar su belleza. En ese sentido, cabe preguntarse: ¿qué hace el obispo de Puno, Jorge Carrión Pavlich, al respecto? Creemos que, además de orar y celebrar misas, debería elaborar un proyecto, junto con instituciones pertinentes, destinado al mantenimiento y arreglo de la Catedral, no solo por el valor religioso sino por el valor arquitectónico de este monumento, declarado Patrimonio Histórico Cultural de la Nación. Que esta columna sea un llamado para poner cartas en el asunto. Ya es hora, obispo.
Escrito por
Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.