Los parricidas
Christian Reynoso
El día 13 de mayo de un año que no se conoce, un hombre, luego de darse una ducha, entra a su dormitorio y se encuentra con otro hombre sentado al borde de la cama. Un hombre elegante y bien parecido quien le dirige la palabra. Le dice que debe matar a su padre. El hombre, aún con la toalla envuelta en la cintura, entiende que aquel hombre no es otro sino el Diablo. Y que el Diablo le está dando una orden: matar a su padre. Poco después, el Diablo desaparece. Los siguientes días volverá a aparecer con el mismo mandato.
El hombre, personaje innominado de la novela “Los parricidas” (Peisa, 2022) de Luís Novais (Portugal, 1966), iniciará entonces una suerte de indagación para saber si debe o no obedecer la orden del Diablo. ¿Debe matar a su padre? La disyuntiva lo llevará a un viaje interior en el que asomarán momentos de su niñez y adolescencia, al lado de su padre, quien ha dominado su vida y sus decisiones. Entenderá que fue “domesticado” (p. 32) por él y que ello lo ha privado de asumir a su libre albedrío el camino de su existencia. Hoy es un mediocre trabajador administrativo.
Así es como empieza “Los parricidas”, novela escrita originalmente en portugués y publicada en 2009, hoy traducida por Felipe Cammaert para su edición en español. Una novela que explora en la subjetividad y la psicología del personaje y que nos muestra cómo los quiebres de las relaciones familiares, el odio y la frustración, pueden desembocar en situaciones inesperadas. Por ello, el personaje nunca se cuestiona si matar a su padre es un acto reprochable y desde luego un delito. Lo que busca es saber si debe o no hacerlo, y de qué forma.
Novais nos sumerge así en la interioridad del personaje con un lenguaje de frases cortas en primera persona, que produce un ritmo trepidante. Al mismo tiempo, explora en la identidad (o la pérdida de identidad) y el reconocimiento que tanto se ansía hoy en medio de un mundo competitivo. El personaje buscará respuestas en la Iglesia y la fe, en la biblioteca y el conocimiento, y en el Estado y sus instituciones y la sociedad de la que no necesariamente se siente parte. Y entenderá que, en verdad, todos sin excepción somos huéspedes del Diablo (p. 67), tarde o temprano.
Escrito por
Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.