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El Tambo de Ruelas en Arequipa

Christian Reynoso

Publicado: 2022-08-16

A tres cuadras de la plaza de Armas de Arequipa, por la calle Bolognesi, se llega al puente del mismo nombre. Desde allí se puede apreciar el Misti en todo su esplendor y una gran porción del paisaje arequipeño. Hacia abajo, desde luego, corren las aguas del río Chili. Digamos que este puente junto con el otro que también recibe el nombre de un héroe, el Grau, a unas diez cuadras de distancia, hacen un parteaguas en la geografía de la ciudad. Para un lado el cercado y la parte antigua; para el otro, la parte tradicional al mismo tiempo que las zonas opulentas y emergentes.

Tras pasar el puente Bolognesi uno se topa con la calle Beaterio. Una callecita angosta y empedrada llena de historia, pues allí se ubica el llamado Tambo de Ruelas, hoy una propiedad privada, que conserva su fachada de sillar y balcones como entrada a un extenso canchón en abandono. Antes, un lugar importante desde su construcción en el siglo XVII, al que llegaban los arrieros y donde luego se establecieron familias del acervo arequipeño. En todo caso, un lugar imprescindible en la historia de Arequipa, en manos de distintos dueños.

Pero parece que de nada ha servido que el Tambo de Ruelas haya sido declarado en 1989 como monumento histórico ―entonces se desalojaron a unas 30 familias que lo habían tugurizado―, porque hoy luce desatendido y sin ningún proyecto gubernamental que lo ponga en valor. Ello por su condición de propiedad privada. Tampoco se resuelve la controversia de edificar en la zona un moderno complejo residencial que sin duda afectaría al tambo. Así, historia y modernidad se ven enfrentadas, en medio del abandono. En verdad, ni a autoridades ni a empresa privada les importa el tambo.

Se dice que en el Tambo de Ruelas pernoctó muchas veces el poeta Mariano Melgar, años antes de morir, pues María Santos Corrales, “Silvia”, vivía en los alrededores. Se dice que, en la década de 1930, uno de los fundadores del APRA en Arequipa, don Antero Peralta Vásquez, y sus hermanos, recibieron en herencia de su padre el Tambo de Ruelas. Se sabe que el pintor puneño Demetrio Peralta fue a vivir junto con sus padres a dicho tambo a comienzos del treinta y fue el lugar donde pintó cuadros que hoy se han perdido. Se dice que en los ochentas el tambo fue refugio de delincuentes y bandoleros. Se sabe que hoy una malhumorada puerta de garaje cierra su acceso.


Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


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