Lima y sus horribles candidatos
Christian Reynoso
El reciente debate de los candidatos a la alcaldía de Lima ha permitido escuchar, a la volada, algunas de sus propuestas para la problemática de la capital. Pero la gran mayoría de estas propuestas parecieran estar más cerca de una realidad distópica o, al menos, pensadas desde un imaginario que linda con la ficción, la oralidad irresponsable o la fantasía del papel escrito que intenta semejar un plan de gobierno. Unas más que otras, son propuestas casi imposibles de ejecutar y solventar.
El más artificioso ha sido el candidato Urresti con un plan monotemático orientado a la lucha contra la delincuencia, como si fuera el único problema de la ciudad. Ideas que suenan más a guion de película norteamericana estilo Rambo o a un relato futurista contra zombis y que, en la práctica, será difícil de articular desde el sillón municipal. Se puede advertir en la raíz un delirio bélico, dado el perfil militar de Urresti o una alarmante interpolación de roles. Yerovi ya lo dijo, con humor, ¿se va a elegir a un alcalde o a un ministro del Interior para Lima?
Otras propuestas, menos fantasiosas y quizá más prudentes, se han escuchado en boca del resto de candidatos, por ejemplo, en cuanto al transporte y tráfico limeños, y la inutilidad de perder horas movilizándose; pero, en verdad, propuestas dispersas, difíciles de ejecutar ni en el corto ni largo plazo, y menos sin los presupuestos millonarios que se necesitan. ¿Hay espacio para construir nuevas vías y circuitos? ¿Tiene la municipalidad de Lima facultad para regular el creciente parque automotor? En este punto, ni los esmerados oficios de los buenos ciclistas van a suavizar el eterno problema del transporte y tráfico limeños.
Más allá de la delincuencia y el transporte, Lima parece haberse agotado en la visión de los candidatos. Cabe preguntarse si son estos los únicos problemas de la capital. Tal vez, Forsyth ha planteado, aunque en un nivel micro, gracias a su experiencia como alcalde de La Victoria, ciertas ideas para resolver el desorden del comercio informal. Aunque pueda advertirse romanticismo en su discurso parece estar más articulado que el resto. Puedo equivocarme. Lo cierto es que, tras el debate solo se constata la futura orfandad que vivirá Lima, salga quien salga elegido. La ciudad seguirá su usual ritmo de urbe realista, sucia y carnívora a la espera de su hora cero.
Escrito por
Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.