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“Tal vez vamos a morir”

Christian Reynoso

Publicado: 2023-01-24

“Tal vez vamos a morir”, dicen, mientras se despiden y abordan el bus. Las personas que los rodean aplauden y les hacen vivas. Las madres de los muchachos los abrazan y parece que no quisieran desprenderse de ellos. Lloran y les dan la bendición. Se sienten desamparadas, porque lo que los muchachos dicen, que tal vez van a morir, es cierto. La gente se conmueve, yo también, y una vez que la puerta del bus se cierra, empiezan las arengas: “Dina asesina”, “Ni una muerte más”, “Dina asesina”, “El pueblo unido jamás será vencido”. En efecto, esa gente, ese clamor son del pueblo y los muchachos también. Son estudiantes de la Universidad Nacional del Altiplano y están yendo a Lima para pedir la renuncia de la presidenta.

Desde la tarde, en el Parque de la Madre de Puno, se han reunido cientos de personas para esperar a las delegaciones que viajarán a Lima. Dos buses aguardan sobre la pista. Antes de partir, han sido equipados con víveres (galletas, fideos, arroz, porotos, latas de atún), paquetes de agua y gaseosas, papel higiénico y algunas frazadas y colchonetas. Los productos han sido comprados con la colaboración de todos, pero también hay vecinos que traen bolsas con provisiones que dar. Otros estudiantes, con un megáfono y una caja de cartón acondicionada como alcancía, solicitan a la muchedumbre y a los mirones apoyo económico. Todos colaboran. Hay una hermandad que no necesita ser declarada.

Una vez que el bus de los estudiantes parte es el turno del siguiente en el que va la delegación de una comunidad campesina de Pomata. El ritual se repite casi de manera similar. Esta vez no son muchachos universitarios, sino hombres y mujeres mayores, campesinos, con los rostros un tanto cansados, pero al mismo tiempo con una fuerza que expresa determinación por lo que están haciendo. Más protocolares, uno de ellos habla antes de abordar el bus. También dice que tal vez mueran en las marchas, pero es necesario ir a Lima a decirle al gobierno asesino que deje de matar al pueblo. Enseguida, el bus parte. La gente corre tras él, mientras aplaude y da vivas. Los parabrisas han sido escritos con: “Puno rumbo a Lima”. Y una bandera del Perú flamea por allí.

Una vez más Puno en la historia. Las delegaciones llegarán a Lima en más de veinte horas. Y luego irán a marchar. Enseguida, los llamarán terroristas, vándalos, radicales, violentistas, indios de mierda; los enmarrocarán, los apresarán, y los despreciarán y les dirán que se vuelvan. Todos esos periodistas, líderes de opinión, políticos y policías que no conocen más allá de Lima. El gobierno no los atenderá, mucho menos otros hermanos de Puno que lucran con la cultura y belleza de Puno. Más bien, les darán las espaldas. Otros tantos puneños limeñizados hasta se asustarán de ellos y marcarán su distancia, pero luego vendrán a bailar a la Candelaria, a rezar a la mamita, orgullosos de su cultura, hipocritones. Otros puneños con perfil bajo los apoyarán sin alarde. Y cómo todo esto no va a reventar la indignación y la rabia.


Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


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