El paso del ciclón Yaku, el mal tiempo, las lluvias, los desbordes, las inundaciones y los huaicos que vienen ocurriendo en el país, especialmente en la zona norte y en Lima ya han cobrado la vida de más de 60 personas al día de hoy, además de una cincuentena de heridos, más de 10 mil damnificados y cerca de 50 mil afectados. A esto se suma viviendas destruidas, daños materiales y afectaciones a aulas, centros de salud, puentes y carreteras. Un caos causado por la naturaleza, pero también por la ineptitud y falta de previsión de autoridades locales, regionales y nacionales. Una historia desgraciada que se repite cada cierto tiempo.

Mientras ocurre esto, la Comisión de El Niño costero del Congreso de la República, instalada en octubre de 2021, ha gastado a la fecha más de 500 mil soles en sueldos a asesores de confianza sin ningún resultado ni aporte valioso que permitiera anticiparse a lo que ocurre hoy. Esta comisión solo presentó un informe, cuyas conclusiones en dos párrafos, señalan la necesidad de recopilar información de los gobiernos regionales y locales. Así lo da a conocer el diario “La República”. En otras palabras, una perogrullada para lo que no se necesita ni asesores ni comisiones. Desde luego, esto es terriblemente humillante para los peruanos.

Para nadie es un secreto, aunque casi nunca se hable al respeto, de que en el Congreso abundan asesores de pacotilla, al igual que congresistas, que reciben sueldos jugosos y no hacen nada por el país, tal como lo ejemplifica la mencionada comisión. Otro dato: en los dos últimos años se ha destinado cerca de 1 millón 300 mil soles para viajes al extranjero de 54 congresistas. ¿En qué ha redundado eso en favor del Perú? En nada. Por eso, porque hay tantas gollerías y sueldos de por medio, es que nadie quiere irse del Congreso, ni congresistas ni asesores chupamedias. Pues, el Congreso se ha convertido en un botín del cual uno puede enriquecerse con solo ir a sentarse. El gobierno asesino de Dina Boluarte, por su parte, no ha dicho nada sobre estos gastos humillantes para el bolsillo de los peruanos ni ha pedido una investigación.

Mañana, 15 de marzo, se cumplen tres años del día en que el presidente Martín Vizcarra decretó el Estado de Emergencia Nacional para hacer frente al coronavirus. Dos semanas de inamovilidad que luego se convirtieron en semanas eternas en tanto la pandemia agudizaba sus efectos. Enseguida, los peruanos vimos por televisión la increíble fragilidad del país en diversos aspectos y en especial en la salud: la falta de hospitales, camas UCI y oxígeno, mientras las personas contagiadas morían a diario. Han pasado tres años y parece que seguimos igual. Un Perú que se sigue desangrando y sufre, un Perú que no interesa a los políticos, un Perú que sobrevive apenas, humillado, en medio de lluvias, balas y tristes bonos.