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Otra más: un Congreso reprochable

Christian Reynoso

Publicado: 2023-03-28

Una más del Congreso de la República peruano. Ahora pretende construir un centro de salud en los alrededores de su sede valorizado en dos millones de soles, pese a que cada congresista goza de seguro de salud y, en la gran mayoría de casos, ni siquiera asiste al hemiciclo con el cuento de la virtualidad. Del buffet de cerca de 200 soles hemos pasado al centro de salud, en medio de viajes improductivos al extranjero, pero bien pagados, además de cobros indebidos y un rosario de denuncias por organización criminal y tráfico de influencias, que adornan el currículo de los congresistas peruanos. Una vergüenza.

Mientras tanto, en Lima y en el resto del país, cientos de postas médicas, centros de salud y hospitales adolecen de instrumental básico, infraestructura y personal calificado. Mientras tanto, en las calles se sigue quemando a mujeres, se sigue asesinando, y las víctimas de las balas del gobierno y de la negación del Congreso a debatir el adelanto de elecciones, siguen muriendo. Mientras tanto, el Congreso gasta el dinero de los peruanos en comisiones e informes que no sirven para nada como aquel sobre El Niño o para irse de fiesta o para la instalación de duchas en sus oficinas, mientras las lluvias y los huaycos destruyen casas y matan a las personas que allí viven: sin seguro, sin salud, sin ducha.

Los congresistas peruanos sí pueden cambiar artículos de la Constitución cuando les place y cuando deben responder a intereses partidarios de mediano y largo plazo, como las modificaciones que quieren hacer para denunciar a los jefes del JNE, ONPE y Reniec; pero, en verdad, para tener el control de estas instituciones, por encima de su autonomía. Sin embargo, cuando se les plantea la discusión de un cambio de Constitución para corregir muchas cosas que andan mal en el país, hacen oídos sordos. Así, los congresistas peruanos son convenencieros, son conchudos como la ayacuchana Digna Calle, quien lleva más de sesenta días en Estados Unidos y sigue cobrando como si tal.

Por eso, el Congreso es la institución más desprestigiada del país. La última encuesta del IEP señala que su desaprobación alcanza el 91%. Pero, pareciera que el Congreso se ha vuelto omnipotente, una institución a la que nadie puede regular ni poner límites, más que los miembros que lo integran, que siempre se blindan unos a otros. El congresista peruano es el ejemplo de la mala praxis política, el indecente, el ocioso, el burdo político que no hace nada por el país ni por la población que dice representar y cobra un sueldo jugoso cada mes y goza de gollerías. A su alrededor se nutren cientos de asesores que igualmente cobran sin ningún aporte. En el Congreso podemos ver lo peor de aquello que llamamos “ser peruano”. Congresistas violadores, confabuladores, ladrones, informales, mafiosos, racistas, ignorantes e indolentes.


Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


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