#ElPerúQueQueremos

Limpiaparabrisas al acecho

Christian Reynoso

Publicado: 2023-04-11

Antes te mataban por un celular. Si te resistías, podías correr esa suerte y, en algunos casos, así no lo hicieras, los asaltantes igual te mataban. La sociedad y los medios de comunicación se escandalizaban. La policía no hacía nada. Era pavoroso. Tu vida valía menos que un celular, menos que un aparato. Pero ese aparato también tenía un costo que provenía de tu trabajo y sacrificio, por eso te resistías. No era justo. Hoy, te matan por algo menos: por cincuenta céntimos o un sol. Por ejemplo, si rechazas que limpien el parabrisas de tu auto, como ha ocurrido hace algunos días en el centro de Lima.

El conductor, un hombre de 30 años, murió tras recibir un tijeretazo en el pecho a manos de un limpiaparabrisas venezolano. Así de sencillo. La violencia al acecho, en cualquier esquina, en la gran Ciudad de los Reyes. El desprecio por la vida. La lección por no haber accedido a mi imposición. La obligación de darme tu dinero. Al fin y al cabo, me gano la vida así, es mi trabajo. Pero, ¿qué le costaba darle un sol?, podría ser un argumento contrario. El conductor habría evitado ser atacado y todos felices. ¿Hasta qué punto mi temor debe transigir con algo que no deseo hacer y que me resulta un acto de obligación? ¿Cómo vivir así?

Los venezolanos lumpen han importado una nueva forma de violencia y asesinato, así por nada, por un sol, por cincuenta céntimos, escucho decir. Antes no era así. Pero, ¿será cierto?, me pregunto. De cualquier manera, una muerte así resulta absurda y estúpida, pero no fuera de contexto, en una ciudad en la que la violencia de todo tipo se ha normalizado. Desde luego, no solo es un problema de presencia policial y de combate a la informalidad, esta última siempre juzgada sin tomar en cuenta su condición de única alternativa de sobrevivencia para un gran sector; sino es un problema de valores, educación, arraigo, respeto, rabia contenida y gestión de las autoridades.

Como es costumbre, los alcaldes de varios distritos limeños han salido con soluciones en las manos. Llevados más por el ruido del hecho que porque vean en ello un problema hasta entonces nunca atendido. Han propuesto normas, multas y especialmente la prohibición del oficio de los limpiaparabrisas. En realidad, un saludo a la bandera, imposible de controlar a diario y que luego de la coyuntura quedará en el olvido. Además, no todos los limpiaparabrisas son potenciales asesinos. Mientras tanto, una familia llora la muerte de un hombre; y, el asesino, ahora encarcelado, ya no tendrá que preocuparse por pagar techo y comida.


Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


Publicado en