Higa y la niebla
Christian Reynoso
“Dormía poco y mal, se quejaba de horribles dolores, la inutilidad del cuerpo, y su irremediable vejez (…) entre balbuceos, la mirada agotada, y los circunloquios de su cortesía, vagamente insinuó que ya no tenía sentido, toda su vida no era más que un rodeo confuso y laberíntico, hasta que le vino encima la niebla. Me sorprendieron sus palabras, su determinación impasible, y sobre todo por ese aire de indefensión, parecía desamparado, carcomido por el vicio de la muerte, con sus ojos tortuosos a pesar de los lentes gruesos”. ¿Nos hemos sentido así alguna vez? Seguro.
El fragmento corresponde a la novela “La iluminación de Katzuo Nakamatsu” (2008), de Augusto Higa Oshiro, escritor peruano de ascendencia japonesa, quien falleció el pasado 28 de abril, a los 77 años. Una pena. Esta novela sea tal vez la expresión más alta en la obra de Higa y acaso en la narrativa peruana en cuanto al mundo indefenso al que alude, en una ciudad como Lima, cuando la soledad y la insatisfacción por alcanzar la belleza a través de la creación juegan en pared con la locura, la miseria y los quiebres de la identidad. Como dice, con la “niebla encima”, es decir, con el cielo gris de una ciudad de contrastes humillantes, que puede conducir al delirio o al suicidio.
Pero, “La iluminación…”, tiene un antecedente en la primera novela de Higa “Final del Porvenir” (1992), a la que no se le ha prestado mucha atención, y que merece mayores relecturas y una reedición. Ambientada en la Lima de los cincuenta y sesenta, es un paneo por ese mítico barrio de La Victoria, El Porvenir, además de La Parada (La Parada no romantizada de Humareda), y su cultura popular, su caos y su problemática. Tal vez, el protagonista, el joven Matías, sea la proyección de Katzuo de “La iluminación...”, en una suerte de evolución personal y social.
A mediados de 2016, visité a Augusto Higa en su casa de Surquillo, junto con compañeros de la maestría, para una entrevista que salió publicada en la revista de literatura “Espinela” (Nro. 4, 2016, PUCP). Higa, siempre con un cigarrillo en mano, y un tanto parco, no dejó de ser amable. Habló de su vida y confesó que “La iluminación…” tenía que ver con un período de depresión y aislamiento que vivió. La novela y el caminar fueron su terapia. Quedamos para más adelante ir a caminar por El Porvenir para ver qué tanto había cambiado desde su novela, pero nunca llegamos a concretar el paseo. Nos vino la niebla.
Escrito por
Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.