¿Peruanos estúpidos?
Christian Reynoso
“O nos declaramos irremediablemente estúpidos”, escribe el psicoanalista Jorge Bruce en su última columna, refiriéndose a nosotros, los peruanos, o “maduramos” y “echamos fuera a estas pandillas de lumpen y mediocres que están atragantándose con las arcas del Estado”. Desde luego, se refiere a las pandillas de congresistas y políticos a quienes el Perú les importa un bledo y solo ejercen la política para cuidar sus sueldos e intereses partidarios y personales. Pero lo que resulta aún peor en este escenario, es la actitud pasiva de la ciudadanía que se deja embaucar.
Allí está la estupidez o nuestra estupidez como ciudadanos. No hacer nada, quedarnos de brazos cruzados a ver cómo se hunden “los restos del naufragio del barco llamado Perú”, como reflexiona Bruce. Se dice estúpido a los necios, a los faltos de entendimiento. Y eso parece ocurrir con los peruanos que no reaccionan, pese a que la última encuesta del IEP señala que el 91% desaprueba la gestión del Congreso y el 80% la gestión de Boluarte. Entonces, por qué no hay una correlación entre estas cifras y una acción de indignación. Tal vez la marcha del 24 de junio sea un inicio.
En mi columna anterior reflexioné sobre la necesidad de una renovación de rostros en la política peruana y de la falta de líderes honestos con talante presidencial. A ello hay que añadir hoy la ausencia de líderes que dirijan las demandas de la ciudadanía frente a las tropelías de la clase política. Pero hay temor: el temor de ser perseguidos, encarcelados y asesinados. “¿Cuántos muertos más quieren?”, como ha dicho Boluarte, como si ofreciera la carta de un menú a escoger, tras los anuncios de las próximas marchas en el mes de julio.
El Congreso, por su parte, parece tener un poder ilimitado y no hay ninguna instancia que fiscalice a sus integrantes más que ellos mismos, pero, como hemos visto, se protegen unos a otros por más escandalosos que sean los actos de corrupción en los que incurren, sin contar la forma como están canibalizando el país y sus instituciones. Una impunidad que humilla. Y eso es necesario frenar. No permitir que estos políticos que ya no representan a nadie sigan “atragantándose” con el Perú y nos tomen por estúpidos o por lo menos por tontos sin capacidad de reacción. Ojalá.
Escrito por
Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.