Que la placa de oro y el pergamino que reconocen desde 2007 a la ciudadela de Machu Picchu como Maravilla del Mundo Moderno se hayan perdido, desde luego que es un escándalo y una señal de irresponsabilidad gubernamental tremenda. También es un escándalo que se hayan perdido entre el año 2013 y 2018, según las indagaciones, y que hoy, en 2023, recién la noticia salga a la luz, más allá de los rumores locales. Los alcaldes de la jurisdicción del distrito de Machu Picchu de aquellos años se han tirado la pelota. Mientras que, en 2022, no se pudo concretar una denuncia formal sobre la desaparición, porque los bienes no estaban inventariados. Realmente inaudito.

Luego de encenderse las alarmas, según noticias recientes, la placa de oro ha aparecido, pero no el pergamino. El alcalde de Machu Picchu ha informado que la placa se encontraba en la oficina de la Secretaría General, entre archivos y documentos, imagina. ¿Se trata de una broma o acaso de cubrir un hecho delictivo? Esto da una idea de que el personal de la municipalidad no sabe dónde está parado, ni mucho menos tiene un criterio del valor de ciertos objetos importantes de su historia. La organización New7Wonders, quien otorga el título, ya ha pedido una investigación al respecto, pero nos preguntamos si tendrá algún tipo de injerencia para castigar el descuido.

Hace poco Machu Picchu y el orgullo de los cusqueños han estado desbordados a propósito del lanzamiento mundial de la película “Transformers”. Que el turismo, que la economía, que la marca, etc., etc., insuflado de cierto chauvinismo fanático. Pero todo eso hoy parece una mala broma frente a la desaparición de los bienes. En todo caso, resulta desconcertante y risible y hasta permite pensar en un guion cinematográfico. ¿Saldrán esta vez los cusqueños disfrazados de incas con sahumerios a la mano y ñustas a lado a pedir por la aparición de los bienes o por lo menos a condenar el descuido? Tal vez deban llamar a Optimus Prime para que tome cartas en el asunto.

Si en Cusco pasa esto, en Trujillo la ciudadela de Chan Chan declarada como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1986, hoy luce con construcciones de edificios de seis pisos en su perímetro arqueológico, sin contar la basura y los escombros que se acumulan en la zona. Un panorama desolador que rompe con su condición de espacio intangible. La preocupación de las autoridades locales es que Chan Chan puede perder su título si la invasión continúa. La sede del Ministerio de Cultura en Lima debería pronunciarse con urgencia tanto para lo que ocurre en Cusco como en Trujillo y establecer algún tipo de acción. Sería útil para el país.