La conchudez de la congresista Digna Calle Lobatón, de Podemos Perú, no tiene límite. Tampoco ella parece hacer mucho honor a su nombre. Digna se encuentra en Estados Unidos desde hace siete meses, exactamente desde el 20 de enero de 2023, gozando de una vida familiar y dedicada a quehaceres de tipo inmobiliario. De su labor parlamentaria no se sabe nada, pero poco le preocupa. Para colmo, ha pedido la ampliación de su licencia por dos meses más, la cual le ha sido denegada, acaso por el ruido político. Pero, en realidad, es la conchudez en su apogeo.

A Digna no le importa el Perú ni mucho menos la gente que votó por ella. Nació en Ayacucho y fue elegida como congresista por Lima, pero hoy se encuentra más a gusto en la tranquilidad de la zona playera de Palm Beach en Florida. El negocio de la compra y venta de casas de lujo marcha bien, aunque haría falta saber de dónde provienen los capitales, porque no vaya a ser que haya algún manejo oscuro en el negocio, algo usual en los congresistas peruanos. De cualquier manera, esta es la oportunidad de su vida y Digna no la va a desperdiciar por un curul, aunque no es poca cosa.

Sus colegas congresistas se sienten estúpidos. Los de su bancada aún más. Mientras ellos tienen que lidiar día a día con las encuestas que los desaprueban y deben defender su permanencia y goyerías, ella se la pasa de lo lindo en Disney y en las playas de los yunaites. Seguro sienten un asomo de envidia, o tal vez de injusticia, o tal vez de indignación, pero no tanto como para decir algo, como para pedirle un poco de decencia, respeto o por lo menos consciencia. Después de todo, un congresista peruano puede hacer lo que quiera sin inmutarse ni recibir sanción. Es el poder de ya no tener vergüenza.

Digna ya no tiene sangre en la cara, se ha vuelto fría y calculadora. Los negocios le exigen ese talante. Ha aprendido a ser política (peruana) y a desarrollar el arte de la conveniencia. Todo iba bien hasta que alguien empezó a notar su prolongada ausencia y dio la alarma. Maldito. Como ella, hay muchos y muchas congresistas que no hacen nada o hacen otras cosas excepto su trabajo. A muchos ni los conocemos, porque mejor es guardar un perfil bajo para no llamar la atención. Lo primordial es cobrar el sueldo cada fin de mes y hasta parte del sueldo de sus trabajadores. Digna lo sabía, pero se confió, se excedió; sabe también que siempre hay una solución.