Cine peruano: entre la protesta y la censura
Christian Reynoso
El proyecto de ley sobre el cine peruano presentado por la congresista Adriana Tudela ha recibido diversas críticas desde un sector de la industria, agrupado en el colectivo “En defensa del cine peruano”. Otro sector, vinculado a la producción del cine que se realiza en Lima, no ha dicho mucho. Los principales cuestionamientos, entre otros, apuntan a que dicho proyecto propone recortar el 50% del presupuesto que se otorga a la producción fílmica en el país. Ello tendría un efecto devastador para la realización de películas, especialmente aquellas que provienen de fuera del circuito limeño. Por su parte, el Ministerio de Cultura ya ha adelantado que el mencionado proyecto es inviable.
Hay también en el proyecto un tamiz controlador, pues se pretende crear una “Ventanilla Única de autorizaciones”, a cargo de Promperú, para poder filmar. En buena cuenta, esta entidad sería quien decida qué se filma, pues los realizadores tendrán que tramitar una “licencia”. Esto, desde luego, resulta absurdo. El cine, como toda creación artística, debe estar libre de censura y debe gozar de absoluta libertad. En esta lógica, películas con una visión crítica o que cuestionan la visión edulcorada del país o que muestran la realidad en ruinas que se vive, serían vetadas, en aras de un cine comercial. ¿Acaso ello sucede con la literatura, la pintura, la música peruana?
El cine peruano ha tenido un auge en la última década y ha empezado a ser visto en festivales internacionales, además de recibir diversos premios. Películas como “Wiñaypacha” (2017), “Retablo” (2017) o “Willaq Pirqa, el cine de mi pueblo” (2022), han mostrado un nuevo paisaje, una lectura distinta del país y apostado con gran nivel técnico por un rescate de la cosmovisión del Perú profundo hasta entonces poco presente en la filmografía peruana, salvo los films dedicados a la violencia política. Pero estas películas no hubieran sido posibles de filmar sino accedían a los subsidios del Estado. Por ello la preocupación ante la ley Tudela.
Aunque no estoy de acuerdo con encasillar a las películas peruanas en cine nacional, cine regional, cine indígena, cine en lenguas originarias, se entiende que esta categorización ha permitido a muchos proyectos fílmicos recibir los beneficios, lo cual es saludable, pero no deja de tener un componente vertical. Se ahonda en esa vieja visión centralista hegemónica que se sitúa por encima de la periferia. De cualquier manera, el cine peruano ha dado grandes pasos y es necesario rechazar cualquier intento de postergarlo. Tudela ha dicho en defensa de su proyecto que es un deber cuidar el dinero de los peruanos, lo cual resulta risible porque el Congreso del cual ella forma parte es el que se embolsilla el dinero de los peruanos sin ningún beneficio para el país.
Escrito por
Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.