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Apagón y piconería

Christian Reynoso

Publicado: 2023-11-14

Si hace unas semanas el arquero de la selección peruana Pedro Gallese se “picaba” ante la derrota con Argentina y lanzaba furibundo el celular de un hincha quien buscaba una fotografía con Messi, quien lo había goleado; hoy les ha tocado “picarse” a los dirigentes del club Alianza Lima, ante la derrota con Universitario en su propia cancha. Apagaron las luces del estadio para frustrar la celebración del equipo contrario. Una cobardía, que más allá de la anécdota tiene implicancias graves, pues se ha puesto en riesgo al público asistente.

Eso de apagar las luces con el “fin de incentivar la rápida evacuación de las tribunas y así preservar la integridad y seguridad del público”, como indica el comunicado de Alianza Lima, es incoherente y una estupidez. Denota, más bien, una justificación absurda por querer salvar la “piconería” de los grones. En otras palabras, no saber perder; algo que ya parece característico del fútbol peruano. Pero lo realmente condenable ha sido exponer a una masa de gente que, con facilidad, ante una situación de provocación, alarma y pánico podía desbordarse con resultados trágicos.

La tragedia del 24 de mayo de 1964 nos lo recuerda muy bien. En aquella ocasión hubo más de 300 muertos entre adultos, jóvenes, ancianos y niños en el Estadio Nacional. Muertos por asfixia y aplastados unos a otros mientras intentaban salir del recinto ante los gases lacrimógenos de la Guardia Civil. Las selecciones juveniles de Perú y Argentina jugaban la final clasificatoria para las Olimpiadas de Tokio. Argentina ganaba por un gol y el gol que metió Perú, a escasos diez minutos de acabar la contienda, fue anulado por el árbitro. Eso desató la protesta, luego el desorden y la muerte.

Apagar la luz, en un contexto como el ocurrido en el estadio de Matute, es una forma de intimidación que linda con el terror. Ya tenemos en el Perú la experiencia de los apagones de la época del terrorismo. Los responsables deben ser sancionados. ¿En qué momento un encuentro deportivo se convierte en una cuestión de agravantes que pueden desembocar en tragedia? ¿Honor, piconería, mala entraña? El club de los amores, el club de La Victoria, el equipo íntimo, el equipo blanquiazul, la garra grone, el rodillo negro, los potrillos, lamentablemente, ha obrado mal. Una vergüenza.


Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


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