"Yana-Wara": un nuevo cine para el Perú
Christian Reynoso
Yana-Wara es una niña sin suerte en una comunidad andina. Su madre ha muerto al parirla. A su padre el rayo lo ha fulminado. Yana-Wara no habla desde entonces, solo mira, observa, siente. Evaristo, su abuelo, la cuida, la protege, la lleva a la escuela. El profesor de la escuela abusa de ella. Continúa su mala suerte. Yana-Wara resulta embarazada. La mandan a vivir con el violador. La relación no marcha. Más violencia. Aborta. Queda trastornada. Evaristo busca ayuda telúrica. No hay nada que hacer. Yana-Wara sigue creciendo. ¿Cuál es su final?
Esta es la historia que cuenta “Yana-Wara” (2023), la más reciente película de la dupla Tito y Oscar Catacora (este último fallecido durante el rodaje, en 2021). Una película que sigue la estética de su ópera prima “Wiñaypacha” (2017), principalmente por el uso de la cámara fija, los diálogos en aymara y las locaciones naturales que nos muestran paisajes del ande puneño escondidos, como si no existieran en la realidad, en los que, sin embargo, viven y se desarrollan personas bajo una lógica particular, muy lejana de las costumbres citadinas.
Pero “Yana-Wara”, a diferencia de “Wiñaypacha”, arriesga mucho más al tocar un tema tabú en el que la ética y la preservación de la tradición cultural, ante los ojos del mundo, se ponen a prueba. ¿Cuál es el límite? ¿Con qué ojos observar? Tanto el juicio sumario bajo los códigos de la comunidad al que se enfrenta el abuelo Evaristo, tras haber cometido un asesinato, como inicio y gancho de la película, y el posterior desarrollo de la historia de la niña Yana-Wara, conducen a una tensión que confronta al espectador y por tanto al país. ¿Qué decisión tomar?
En todo caso, es una mirada que vuelve sobre viejas problemáticas que, como sociedad, preferimos olvidar, tapar e incluso desconocer, pero que “Yana-Wara” pone sobre la pantalla. A ello hay que sumar su apuesta cinematográfica, distante del cine complaciente, comercialón e idiotizante. Digamos, una nueva forma de hacer cine en el Perú, no por su originalidad, sino por su arrojo, carácter y solvencia para mostrar la tragedia, la justicia e injusticia según cómo se le mire, con una pulcritud visual y técnica que muy bien puede ser una nueva ruta a explorar.
Escrito por
Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.