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Marchas insulsas

Christian Reynoso

Publicado: hace 2 horas

Una vergüenza. El ministro del Interior, Juan José Santiváñez, ha anunciado la organización de una marcha por la paz junto con la Policía Nacional y algunos gremios y asociaciones para así combatir la inseguridad y la criminalidad que vive nuestro país. Una vergüenza que confirma la falta de capacidad y previsión por parte de Santiváñez y sus asesores para enfrentar un problema que, a todas luces, ya se le ha ido de las manos al gobierno. ¿Cree este ministro que con una marcha se desterrará la delincuencia, las extorsiones y el largo etcétera delincuencial de los que somos víctimas los peruanos?

¿Tenemos los peruanos que sufrir la torpeza de un ministro o su absoluta simpleza y ausencia de ideas para combatir este grave problema? ¿No hay nadie en el Perú con la suficiente experiencia para plantear medidas serias y efectivas que resuelvan lo que viene ocurriendo? Está claro que desde el Congreso y el Ejecutivo no hay mucho que decir, pues es evidente que no comprenden la dimensión de la criminalidad y por tanto no tienen cómo proponer una estrategia eficaz. Un par de leyes no cambiarán nada.

Los estados de emergencia en este tema son un saludo a la bandera. El estado de emergencia debería decretarse, si fuera posible, para la presidenta Boluarte y su gabinete, pues están inválidos y acéfalos ante la escalada delincuencial que no cesa un solo minuto. Las mafias y organizaciones delincuenciales en las calles, barrios y cárceles se deben estar riendo a más no poder de la penosa incapacidad del gobierno. ¿Hay algún responsable del incendio de los 25 buses de transporte urbano tras el paro de transportistas quienes están hartos de las extorsiones que sufren? ¿Ha hecho algo la policía, el gobierno? Nada.

En medio de este caos, lo único que se le ocurre al cuestionado ministro es una marcha por la paz. Con franqueza, estamos en pañales y nos tratan como idiotas, mientras tanto, todo sigue igual: la ciudadanía despojada, traumatizada, y la clase política de adorno, cobrando sus sueldos sin hacer nada. ¿A quién recurrir? ¿A expertos internacionales? ¿A la justicia popular? ¿A Chibolín? Ojo, cada vez hay más peruanos que se están armando. Y cada vez hay más rabia ante las extorsiones y los asaltos. Los delincuentes no descansan, más bien obran a sus anchas en el reino de la impunidad, y Boluarte, Santiváñez y compañía viven en otra realidad.


Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


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