Cuy en problemas
Christian Reynoso
Desde su creación en 2008, en el gobierno de Alan García, la Casa de la Literatura Peruana en el cercado de Lima, para más señas a un costado de Palacio de Gobierno, en la antigua estación de Desamparados, ha tenido un papel importante y necesario en la difusión y estudio de la literatura peruana. Su ubicación, digamos, en el centro del país, pone en un lugar expectante el desarrollo de las letras peruanas. Qué duda cabe. La afluencia de visitantes lo mismo que las actividades que realizan lo confirman.
Esta institución ha venido entregando el premio Casa de la Literatura Peruana a diversos escritores peruanos (hasta hoy la gran mayoría varones) de reconocida trayectoria. Este año se decidió entregar el premio al historietista Juan Acevedo (Lima, 1949), conocido por su trabajo desde fines de los sesenta y famoso por su personaje El Cuy, de quien se ha valido artísticamente para cuestionar el establishment y mantener una postura crítica. Sin embargo, alguien en el gobierno o en el Ministerio de Educación, a donde pertenece la Casa, decidió bajarle el dedo y se le canceló el premio a poco de serle entregado.
El desplante parece responder a un veto a las posturas críticas en el Perú de hoy dirigido por la presidenta Boluarte, Ni más de 50 muertos, bajo la represión policial, han hecho temblar a este gobierno. Un cuy mucho menos, aunque parece ser necesario atraparlo y silenciarlo. A su turno, ante la disconformidad de un sector de trabajadores de la Casa que han defendido la institucionalidad e imparcialidad, se han dictado medidas que, en gran cuenta, frustrarán el trabajo que ha venido haciendo la Casa. En otras palabras, un afán de control y aviso de lo que puede pasar ante las opiniones que incomodan. No será raro, entonces, que en breve se plantee su cierre.
Habría también que preguntarse hasta qué punto resulta ya legítimo recibir el premio (o insistir en su entrega) después del desplante. La dignidad de Acevedo vale más, lo mismo que su carrera, trabajo artístico y prestigio ganado a pulso. Desde luego, detrás de la cancelación del premio hay razones políticas tanto como el mismo arte de Acevedo. Hace tiempo que la política, buena o mala, decente o delincuencial, culta o ignorante, mueve las riendas del país, lamentablemente y en especial bajo las coordenadas de los segundos adjetivos. Así estamos.
Desde esta columna expreso mi solidaridad con Juan Acevedo.
Escrito por
Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.