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Que Dios nos ayude

Christian Reynoso

Publicado: hace 6 horas

La elección de Robert Prevost como el nuevo papa León XIV, ha sido vista como una buenaventura para nuestro país, debido a su nacionalidad peruana, y especialmente para la ciudad de Chiclayo en donde fue obispo entre 2015 y 2023. Los chiclayanos, y todos quienes han tenido trato con él, no caben de alegría y rayan en la exaltación a un nivel que linda con lo delirante. Pero el papa no es todavía un santo, ojo. Y habría que tener más prudencia para esperar a ver cómo desarrolla su papado. ¿Vendrá al Perú? Recordemos que el papa Francisco nunca fue a la Argentina para evitar el uso político de su figura.

Tal vez porque nuestro país se desangra cada día con absoluta impunidad, sin que ninguna autoridad detenga la ola delincuencial ni las redes extorsionadoras, ni el pavor que se apropia de los ciudadanos, es que solo queda la esperanza de la oración. El refugio en el supremo dios católico para creer y pedir que la situación deje de ser una bomba de tiempo; la fe y la convicción, si se quiere, para contener la frustración y el miedo. Pero es evidente que una situación hostil e hiperviolenta como la que estamos viviendo no se detendrá con oración y fe, sino con acciones y gestión política. El famoso “Que Dios nos ayude”, de Hurtado Miller, a comienzos de los noventa, no funcionó.

Probablemente todos quienes son creyentes tengan dificultades de considerarse cien por ciento libres de pecado. El “por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”, que se dice en la oración de confesión de los pecados, durante la misa, lo evidencia. Pero, en realidad, esta culpa parece que no dista mucho de la culpa real que debemos sentir todos los peruanos en tanto estamos de brazos cruzados y adormecidos frente al país y la crisis que se vive. Un sinsentido de inacción frente a lo que ocurre, frente a las trapacerías de los políticos que nos gobiernan y frente a un deseo verdadero de cambio. La vida eterna, en todo caso, no se conseguirá así.

El papa Francisco se fue y llegó la serie argentina “El Eternauta”, vía Netflix, que va convirtiéndose en todo un fenómeno de la pantalla. De alguna manera nos recuerda la situación de la Covid-19 que el mundo vivió, aunque luego gire hacia la ciencia ficción, pero en el fondo es la sobrevivencia desde la perspectiva del héroe colectivo, como se ha dicho. Un héroe colectivo que está haciendo falta en el Perú frente a la realidad, un héroe colectivo hoy ausente que aglutine y lidere el sentir de la indignación. En este punto, recordemos que Prevost, en su tiempo de obispo en Chiclayo, junto con su feligresía, gestionó plantas de oxígeno que salvaron vidas, el primer y acaso único sacerdote que hizo mejor gestión que cualquier alcalde o presidente regional en ese contexto. ¿Hará falta decir que Prevost nos ayude?


Escrito por

Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


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