Aeropuerto fallido
Christian Reynoso
El nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, inaugurado recientemente con gran pompa y barullo, parece que solo es humo, cebo de culebra, engaña muchachos, bonito por fuera pero cucarachas por dentro. Así parece, por lo menos hasta ahora, que está trayendo más dolores de cabeza e inconvenientes que beneficios a los usuarios y viajeros y al numeroso personal que labora dentro y fuera de sus instalaciones. De esta manera, resulta cuestionable que haya sido inaugurado en condiciones deficientes.
Entre las deficiencias se cuentan la falta de acceso peatonal, es decir, solo se puede ingresar y salir en auto, lo que resulta un absurdo, puesto que, entre otras razones, si ocurre una desgracia, si hay una amenaza de bomba, o cualquier siniestro, ¿cómo salen y se evacúan a las personas? A ello se suma el exceso de tráfico en sus carriles de ingreso y salida (lo que está obligando a los pasajeros a considerar entre una y dos horas más de lo habitual para arribar a la instalación), el incremento del parqueo y del costo del transporte particular. Mientras que, los llamados buses AeroDirecto apenas cubren un sector de Lima y demoran más de lo previsto.
Por otro lado, no se ha destinado espacio suficiente para personal de Interpol, SUAT, Policía de Turismo, Policía Fiscal, UDEX, que ha denunciado el hacinamiento y la inexistencia de condiciones mínimas para operar, lo que atenta contra la seguridad. Más bien, hay grandes espacios para concesionarios y cadenas de restaurantes, tiendas, Duty Free, etcétera (la lógica del mall). Es decir, prima el negocio. Hay más. A poco de su puesta en funcionamiento se han registrado retrasos de vuelos y aviones varados por problemas en el abastecimiento del combustible, lo que deja frustración en los viajeros y falta de previsión en el sistema aeroportuario.
La infraestructura del antiguo aeropuerto ahora es un elefante blanco, lo que resulta una pena y un despropósito. En vez de hacer un aeropuerto nuevo lleno de deficiencias se ha debido ampliar el antiguo. Hoy tendríamos dos terminales (si se quiere, uno para vuelos internacionales y otro para nacionales), y con mucha más holgura y accesos y beneficios. Pero no. La inversión privada a veces puede ser idiota en pro del lucro. Desde luego, al final, sea como sea, todos quienes tengan que viajar lo harán a cualquier costo y maltrato. Pero la pregunta que queda flotando es ¿cómo ha sido posible que se inaugure este aeropuerto internacional en estas condiciones?
Escrito por
Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.