se fue a la marcha

Puno, más cerca del cielo que de Lima

Christian Reynoso

Publicado: hace 5 horas

En medio de lo que parece ser una constante: el Perú cayéndose a pedazos, envuelto en una violencia delincuencial sin pausa, con extorsiones, paros e impunidad; soportando los vejámenes de la mugre y angurrienta clase política que lo gobierna, y ad portas de un escenario electoral en el que ya se vienen acomodando las mismas caras viejas y gastadas de siempre; Puno, la llamada Ciudad de Lago o Ciudad de Plata, cumple un aniversario más de vida, desde su fundación en 1668. ¿Hay que celebrar?

“Puno, más cerca del cielo que de Lima”, aquella frase acuñada en las décadas del veinte y treinta, cuando Puno era un foco cultural indiscutible en América, y era epicentro de la ruta que unía el sur peruano con Bolivia y Argentina, no sé si hoy sigue siendo actual. Al menos ya no geográficamente, pero tal vez sí de manera simbólica. Los asesinatos ocurridos en Puno, en 2023, en manos del gobierno represivo de Dina Boluarte siguen y seguirán siendo una distancia insalvable con esa Lima en la que se concentra el poder, las órdenes y se mira vertical al resto del Perú. Y hasta el día de hoy no hay justicia.

Puno, con su frío y su altiplano mediomoderno (no como se quisiera), con sus danzas y su folklore y su religiosidad de coordenadas paganas en su Candelaria festiva, deviene también en tierra de resistencia política y cultural. La región ha aprendido a valorarse y a no dejarse ningunear por terruqueadores y políticos oportunistas (el rechazo a Butters, el más reciente ejemplo); ese Puno que hasta hace poco no era el Perú, es hoy la tierra de los amores para la búsqueda de votos. Hipocresía descubierta y ya no tolerada. Porcinos y catatónicos corruptos ya no son recibidos, aunque los lameculos siempre existan.

Pero se podría y se debería hacer más. La contaminación de la bahía del lago Titicaca y sus pestilentes olores que adornan una porción de la ciudad sigue siendo un problema sin resolver desde hace más de 50 años. Ninguna autoridad ha sido lo suficientemente útil para acabar con este problema. Mediocridad y falta de visión. Tampoco la universidad ha aportado mucho. De los congresistas pasados y actuales, ni qué decir: impresentables que no han hecho nada por la región. Puno con sus obispos pendejitos, renunciados por el Vaticano, sigue creyente en algo que se mezcla entre pachamama y cristiandad; y ahí va, Puno. A la espera de que su “tierra de luz, pensamiento y libertad”, como dice su himno, siga fértil.


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Christian Reynoso

Escritor y periodista peruano. Magister en Literatura Hispanoamericana. Autor de novelas y libros de investigación y ensayo.


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